El Botox es un tratamiento no quirúrgico que reduce la aparición de arrugas y líneas de expresión al relajar temporalmente los músculos faciales. Es especialmente eficaz en zonas como la frente, el entrecejo, las patas de gallo y las comisuras de la boca, ofreciendo una apariencia más suave y rejuvenecida. Los resultados son visibles a los pocos días, proporcionando un rostro más fresco y relajado sin perder la naturalidad en las expresiones. El procedimiento es rápido, con un tiempo de recuperación mínimo, y los efectos pueden durar entre 4 y 6 meses, dependiendo del paciente.